Queridos amigos: Me gustaría aportaros alguna luz sobre el sentido
del Diálogo Interreligioso y este encuentro que se ha organizado para que
os animéis a conocerlo y si podéis participar en él.
"El diálogo interreligioso forma parte de la misión evangelizadora
de la Iglesia", lo afirmaba Juan Pablo II encíclicaRedemptoris
Missio. Y también: "Todos los fieles y las comunidades
cristianas están llamados a practicar el diálogo, aunque no al mismo nivel
ni de la misma forma”1 El diálogo
interreligioso, pues, es una de las dimensiones de la vida de la Iglesia del
Concilio Vaticano II, que todos -cada uno de la manera que le sea propia-
podemos hacer bien nuestra. "Todo lo que puede servir para
la edificación, todo lo que puede ayudar a alcanzar mentalmente las raíces de
la experiencia del otro y el punto desde donde ha partido, para recorrer
mentalmente su camino a la luz de Cristo, todo esto puede formar parte de un
diálogo fecundo".
"A un nivel más profundo, unos hombres arraigados en sus
respectivas tradiciones religiosas pueden compartir sus experiencias de
oración, de contemplación, de fe y de compromiso, expresiones y caminos de
búsqueda del Absoluto. Esta forma de diálogo es un enriquecimiento mutuo y una
cooperación fecunda para promover y proteger los valores y las finalidades
espirituales más elevadas de la persona. El diálogo interreligioso conduce
naturalmente a comunicarse unos a otros las razones de su propia fe y no
pararse ante las diferencias, alguna vez profundas, sino que se somete, con
humildad y confianza, a Dios "que es más grande que nuestro corazón.”. Así
el cristiano tiene una ocasión de ofrecer al otro la posibilidad de conocer, de
una manera vivida, los valores del Evangelio."2
Como conclusión de una estancia de
monjes zen en monasterios benedictinos, el papa Juan Pablo II se dirigió a los
discípulos de San Benito en estos términos: “Vuestra contribución
específica al diálogo interreligioso no consiste solamente en el hecho de
mantener un diálogo explícito, ya que vuestra vida es sobre todo una vida
consagrada al silencio, a la oración y el testimonio de una vida de comunidad,
pero es mucho lo que podéis hacer mediante la hospitalidad para promover un
encuentro espiritual profundo. Abriendo vuestras casas y vuestros corazones,
tal como lo habéis hecho estos días, seguís bien la tradición de vuestro Padre
San Benito. A vuestros hermanos monjes venidos de otros horizontes y de
una tradición religiosa muy diferente, les aplicáis el hermoso capítulo de su
Regla que se refiere al acogimiento de los huéspedes como a Cristo en persona”
A los monjes nos encargó esta misión el Papa pablo VI, pero no sólo los
monjes, también todos los laicos están llamados a participar en el
gran movimiento dialogal que irriga cada vez más el cuerpo de la
Iglesia. Y cuando estos dos dinamismos se conjugan, pueden crear una
corriente de vida muy intensa en el interior de la comunidad
cristiana. Este encuentro monjes-laicos provoca, en efecto, una
estimulación recíproca en la que el diálogo es invitado a profundizar en la
oración y en el que la contemplación está llamada a ensancharse para la
práctica del diálogo.
Queriendo aportar nuestro "granito de arena", la comisión DIM
Ibérica, ( Diálogo Interreligioso Monástico de España y Portugal), convoca
el próximo encuentro que os hemos ofrecido, Forma parte de la Comisión del
DIM Europeo, dependiente a su vez del Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso. Ha celebrado ya sus 25 años y tenemos un encuentro
anual en el que ofrecemos a los laicos la posibilidad de formarse en
este campo y de conocer otras espiritualidades. Suelen acudir bastantes
personas, y este año probablemente nos acompañe D. Manuel barrios el encargado
d de la Conferencia Episcopal Española para el diálogo Interreligioso. Se ha
mostrado muy interesado en acudir. Siempre han sido muy enriquecedoras estas
reuniones.
Nuestro gran papa Benedicto ha considerado este tema prioritario en su
pontificado y sus últimas palabras publicadas hace unos días son " Una
de las culpas más graves que ensucian el rostro de la Iglesia es la división en
ella y la falta de diálogo" Y da dos reglas para este diálogo
Interreligioso: "El diálogo no se dirige a la conversión sino a la
comprensión, ambas partes permanecen conscientes de su propia identidad, que no
ponen en cuestión en el diálogo, ni para ellas ni para los otros"
Y termina así "Las grandes cosas comienzan siempre con un
granito".
Un abrazo para todos. Sor Ernestina
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