domingo, 22 de diciembre de 2013

ADVIENTO

Las monjas, con María decimos: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

El Señor -dice- me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias y me dedico con todo mi ser, mis sentidos y mi inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de aquel que no tiene fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad de Jesús, mi salvador.


“San Beda el Venerable”

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