EL ETERNO ENTRA EN LA HISTORIA
en particular.
La ruta de la libertad, escuela de la solidaridad, no es fácil. Las dificultades en la soledad del desierto que deja desnudo al hombre ante su Creador y ante sí mismo, constituyen una prueba continua y una tentación de retorno siempre al acecho. Dios se hace presente, el invisible se deja ver, el Eterno entra en la Historia, el radicalmente distinto se hace compañero de camino. Los múltiples signos de su providencia constituyen un milagro permanente, hasta el punto de que el profeta Oseas considerará este periodo como del amor juvenil.
"Por eso yo voy a sedcucirla; la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Allí le daré sus viás...y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto."
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