martes, 3 de agosto de 2010

Regla benedictina, c. 3, Convocar los monjes a Consejo, Madre Mª del Carmen, Abadesa de la Comunidad

Capítulo tercero

CONVOCAR LOS MONJES A CONSEJO

1 Siempre que en el monasterio haya que tratar asuntos de importancia, convoque el abad a toda la comunidad, y exponga él mismo de qué se ha de tratar. 2 Oiga el consejo de los hermanos, reflexione consigo mismo, y haga lo que juzgue más útil. 3 Hemos dicho que todos sean llamados a consejo porque muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor.

4 Los hermanos den su consejo con toda sumisión y humildad, y no se atrevan a defender con insolencia su opinión. 5 La decisión dependa del parecer del abad, y todos obedecerán lo que él juzgue ser más oportuno. 6 Pero así como conviene que los discípulos obedezcan al maestro, así corresponde que éste disponga todo con probidad y justicia.

7 Todos sigan, pues, la Regla como maestra en todas las cosas, y nadie se aparte temerariamente de ella. 8 Nadie siga en el monasterio la voluntad de su propio corazón. 9 Ninguno se atreva a discutir con su abad atrevidamente, o fuera del monasterio. 10 Pero si alguno se atreve, quede sujeto a la disciplina regular. 11 Mas el mismo abad haga todo con temor de Dios y observando la Regla, sabiendo que ha de dar cuenta, sin duda alguna, de todos sus juicios a Dios, justísimo juez.


12 Pero si las cosas que han de tratarse para utilidad del monasterio son de menor importancia, tome consejo solamente de los ancianos, 13 según está escrito: "Hazlo todo con consejo, y después de hecho no te arrepentirás".

Virgen de la Esperanza.
Comentario por Madre Mª del Carmen, Abadesa de la comunidad

Encuentros comunitarios, decimos hoy.

Si el abad hace las veces de Cristo en el monasterio, como queda dicho, es el mismo Cristo quien convoca a la comunidad para buscar juntas la voluntad de Dios. “No he venido para hacer mi voluntad, sino la tuya”.

Estamos ante un capítulo de la Regla Benedictina, cargado de humanidad. San Benito tiene en cuenta a todos los miembros de la comunidad y sus cualidades.

Por eso serán llamadas a la reunión todas, “porque muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor”. Todas nos implicamos en los asuntos importantes del monasterio, tanto espirituales como materiales, de organización y proyectos; etc.

Comenzamos el encuentro invocando al Espíritu Santo. S. Benito nos invita a movernos siempre en un clima de FE, para poder intervenir desde una postura humilde buscando el bien común, “sin defender con arrogancia el propio juicio”. Es así cómo experimentamos que:
“Donde dos o más están reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos”.
Y también:
“Llevad unos las cargas de los otros para cumplir así la ley de Cristo”.

Cada reunión nos hace sentirnos personas adultas, responsables. Es importante para el crecimiento personal y enriquecimiento espiritual.

Es uno de los momentos que nos hacen sentirnos una Comunidad, una Familia donde constatamos nos unen lazos no de carne y sangre, pero sí el interés y deseo de buscar a Dios y sus asuntos.

Es también, el lugar y espacio donde la monja se expresa con libertad, como ella es. Llegamos así a un mayor conocimiento de nosotras mismas y de cada hermana. Conocimiento que contribuye a formar una comunidad del todo fraterna, donde va creciendo el mutuo amor expresado, en la realidad de cada día, de mil maneras.claustro

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