
Ascendiendo a través del descenso,la gran paradoja de la espiritualidad benedictina.
Descender a la personal situación de cada uno, para ascender desde ahí a Dios
La cuaresma es un tiempo de preparación para la Pascua. Un tiempo de renovación y gozo, de purificación, donde el protagonista es el Espíritu Santo.
San Benito es un hombre positivo, constructor, que hace lo que está a su alcance. Lejos de cualquier tendencia negativa sabe sacar de todo un bien, porque el fin de la vida del monje es orientar toda su existencia hacia Dios.
Esto se refleja muy bien en el Capítulo 49 de la Regla: " Aunque la vida del monje debería responder en todo tiempo a la observancia cuaresmal, sin embargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, por eso invitamos a guardar la propia vida en toda su pureza en estos días de Cuaresma, y borrar, todos juntos, en estos días santos, todas las negligencias de otros tiempos."
San Benito es realista, no se propone grandes cosas. En vez de quejarse sobre el mundo, la iglesia, que en su época sufría grandes dificultades, no desperdicia su fuerza en críticas hacia fuera, sino que nos invita a recuperar la libertad frente a los apegos.
¡Feliz Cuaresma a todos!
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