Partir es,
ante todo, salir de uno mismo. Romper la coraza del egoísmo que intenta
aprisionarnos en nuestro propio yo. Partir es dejar de dar vueltas alrededor de
uno mismo. Como si ese fuera el centro del mundo y de la vida.
Partir es no
dejarse encerrar en el círculo de los problemas del pequeño mundo al que
pertenecemos. Cualquiera que sea su importancia, la humanidad es más grande. Y
es a ella a quien debemos servir.
Partir no es
devorar kilómetros, atravesar los mares o alcanzar velocidades supersónicas. Es
ante todo abrirse a los otros, descubrirnos, ir a su encuentro. Abrirse a
otras ideas, incluso a las que se oponen a las nuestras. Es tener el aire de un
buen caminante.
Muchas gracias por compartir este bonito texto....la verdad es que no es facil salir de unos mismo...sobre todo de ese egoísmo que nos impide acercarnos a los demás....y por supuesto y mucho más a Dios.
ResponderEliminarRecemos para que el Señor nos ayude.
Isabel de Oviedo.