miércoles, 14 de julio de 2010

Regla Benedictina, Prólogo (1-21), Madre Abadesa Mª del Carmen y Mónica Alonso Ammann (Juniora)

TEXTO DE LA REGLA DE S.BENITO
Prólogo (1- 21)

1 ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón; recibe con gusto el consejo de un padre piadoso, y cúmplelo verdaderamente. 2 Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia. 3 Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Señor, verdadero Rey.
4 Ante todo pídele con una oración muy constante que lleve a su término toda obra buena que comiences, 5 para que Aquel que se dignó contarnos en el número de sus hijos, no tenga nunca que entristecerse por nuestras malas acciones. 6 En todo tiempo, pues, debemos obedecerle con los bienes suyos que Él depositó en nosotros, de tal modo que nunca, como padre airado, desherede a sus hijos, 7 ni como señor temible, irritado por nuestras maldades, entregue a la pena eterna, como a pésimos siervos, a los que no quisieron seguirle a la gloria.
8 Levantémonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora de levantarnos del sueño". 9 Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo: 10 "Si oyeren hoy su voz, no endurezcan sus corazones". 11 Y otra vez: "El que tenga oídos para oír, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias". benedictinas12 ¿Y qué dice? "Vengan, hijos, escúchenme, yo les enseñaré el temor del Señor". 13 "Corran mientras tienen la luz de la vida, para que no los sorprendan las tinieblas de la muerte".
14 Y el Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige este llamado, dice de nuevo: 15 "¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?". 16 Si tú, al oírlo, respondes "Yo", Dios te dice: 17 "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela". 18 Y si hacen esto, pondré mis ojos sobre ustedes, y mis oídos oirán sus preces, y antes de que me invoquen les diré: "Aquí estoy". 19 ¿Qué cosa más dulce para nosotros, carísimos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? 20 Vean cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.
21 Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llamó.

COMENTARIO del Prólogo (1-21)por Madre Abadesa Mª del Carmen y Mónica Alonso Ammann (Juniora)

Al reflexionar una vez sobre la regla benedictina que he profesado, escucho y acojo con gusto en el corazón, las exhortaciones de S. Benito, padre de monjes y pueblos.

Se dirige a mí. Me invita a orientarme siempre hacia Dios. Vuelvo a El cada día “por la obediencia”, dejando a un lado “mis propios deseos”. Así me voy sintiendo libre.

Cristo es mi Rey. Es mi Señor porque “me amó hasta entregarse por mí”. Esta realidad me despierta la urgente necesidad de corresponder. Por eso me levanto cada mañana urgida por la Palabra: “Ya es hora de despertarse del sueño…”. ¿De qué sueño? Sí, de ese sueño que aletarga, que entristece y endurece el corazón.

S. Benito me invita al asombro ante la luz de Dios, me invita a dejarme iluminar por El, a darme prisa para responder a sus continuas llamadas. Se interesa por mí y por ti.

Escucha conmigo, “tú quienquiera que seas”, el Señor regala vida, regala felicidad. Pide a cambio vivir en verdad, caminar por sus sendas, las sendas del bien buscando la paz. Así, descubro en comunidad, que sus ojos no se apartan de mí y sus oídos están atentos a mi oración.

Madre Abadesa Mª del Carmen



“Escucha hija, los preceptos de un maestro e inclina el oído de tu corazón, acoge con gusto la exhortación de un padre bondadoso y ponla en práctica.”

Esta actitud que nos presenta San Benito para comenzar la regla, me recuerda siempre la escena de la Anunciación. Quiero decir, la actitud de María cuando el ángel le comunica que va a concebir a Jesús. P1000013
María escucha con todo su ser la noticia de Dios Padre para ponerla en práctica, y ahí está todo el sentido y la plenitud de su existencia.

Inclinar el oído de mi corazón hace referencia a estar dispuesta a recibir el mensaje, la buena noticia, los preceptos, es lo mismo, con todo mi ser, física, psicológica y espiritualmente.

Si soy capaz de escuchar con gusto la voz de mi Padre celestial, que me habla a través de la regla, me estoy pareciendo a María.

Mónica Alonso Ammann (Juniora)

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