Capítulo 12
CÓMO SE HA DE CELEBRAR EL OFICIO DE LAUDES
En los Laudes del domingo, dígase en primer lugar el salmo 66 sin antífona, todo seguido. 2 Luego dígase el 50 con "Alleluia"; 3 tras él, el 117 y el 62; 4 después el "Benedicite" y los "Laudate", una lectura del Apocalipsis dicha de memoria, el responsorio, el himno, el verso, el cántico del Evangelio, la letanía, y así se concluye.
Comentario por Sor Rosa Lucía Moreno
Laudes… Y ¿qué es laudes? Laudes forma parte del Oficio divino.
Y ¿qué es el Oficio divino? El Oficio divino o Liturgia de las Horas es la oración oficial de la Iglesia, dispuesta a lo largo del día y de la noche. Con ello se quiere responder al deseo de Jesús de “orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1).
Laudes es la oración que realizamos al despuntar el día. La alabanza de la mañana reviste un aspecto alegre infundido por la naciente luz del día; es símbolo de la resurrección.
Y ¿qué hace el monje en esa oración? Sencillamente "está con Dios": le mira, le habla, le canta, le escucha… Y para ello se sirve de la misma Palabra de Dios, preferentemente, de los salmos. El monje, aunque habita, como cualquier humano, una tierra árida, sin camino y sin agua (cf Sal 62), se sabe en la presencia de Dios y se estremece de alegría. La alabanza es cuestión del don de sí, es expresión de la propia vida entregada.
La Liturgia de las Horas la rezan los monjes, los sacerdotes, todos los consagrados y muchos, muchísimos laicos. Jesús hace suyas nuestras palabras y es él quien en nosotros suplica al Padre.
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